Contundente y sin titubeos, el superintendente de la Banca, Amauri Castillo, asegura que el sistema bancario aplicará la ley y demostrará efectividad en el intercambio de información con sus pares para sacar a Panamá de las listas grises
Amauri Castillo, director de la Superintendencia de Bancos (SB), resuelve algunas incógnitas sobre el futuro de los créditos bancarios, los riesgos de la banca en la tarea de préstamos de alto riesgo a las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) y la decisión de dejar atrás y en forma definitiva la inclusión de Panamá en las listas grises internacionales. En este último punto, Castillo asegura que ‘no hay vuelta atrás’, que es hora de demostrar la efectividad del país en la aplicación de leyes y en el intercambio de información con sus pares. Por otra parte, el sistema bancario panameño es una pieza clave en la recuperación económica del país pospandemia. Si bien es cierto que la moratoria bancaria establecida hasta el mes de diciembre próximo representa un alivio en los compromisos de más de un millón de personas que se acogieron a esta medida, hasta el 30 de junio pasado el sistema bancario presentaba fundamentos financieros muy estables. Sin embargo, ¿cuál será la política bancaria en enero, considerando la demora en la reactivación económica, y el riesgo de que algunos negocios no volverán a abrir sus puertas?
¿Cuál es la situación de la banca en este momento?
Según la información disponible que tenemos al 30 de junio, el sistema bancario presenta fundamentos financieros muy estables. Los bancos han fortalecido su posición líquida y los niveles de solvencia a través de la adecuación de capital son sólidos. Actualmente tanto la liquidez legal, que está en el orden del 65,3%, como la solvencia que está en 15,9% de los bancos, exceden el doble de los requerimientos que se establecen de acuerdo al marco legal y regulatorio. Parte de esto es gracias al avance que ha realizado Panamá en la adopción de las normas de Basilea III, las cuales llevan al sistema bancario a cumplir con los altos estándares internacionales. Los activos al 30 de junio ascienden a $129,189 millones, un ligero aumento del 6,7% si se compara con similar periodo del año anterior. Este primer semestre, los bancos mantienen una gestión muy conservadora privilegiando fortalecer la posición de liquidez, frente a un ambiente de mucha incertidumbre y basado en un periodo de gracia que se ha dado de una moratoria que determinó rescindir los pagos correspondientes a los abonos de obligaciones; todo esto ha puesto una presión adicional a la banca. Por otro lado, el primer semestre refleja una disminución de utilidades a los bancos del orden de 25,8% si se compara con el año pasado. Es muy claro que este año no será el año de resultados favorables para el sistema, como tampoco lo va a ser para muchas empresas. Los bancos no son ajenos a este contexto y es importante que lo tengamos claro, porque los bancos no están blindados al vaivén o a un contexto lento y difícil como el que estamos viviendo.
En este momento hay un sistema robusto, pero al mismo tiempo la banca se arma de un fondo de liquidez de contingencia que asciende a $2,000 millones, ¿qué prevén ustedes con respecto al cumplimiento de los pagos al finalizar la moratoria?
Es anticiparse a situaciones mucho más complejas. Y eso es lo que prudentemente de manera responsable de la banca, es parte de la labor de la Superintendencia de Bancos. En este contexto, la reducción de las utilidades se explica por menores ingresos operacionales, por el orden de 5,8%, y mayores gastos, debido a las provisiones que han realizado a la fecha por el incremento del riesgo de crédito de la cartera de préstamos, aumento por el orden de 76,2% en comparación con las provisiones del año pasado. Es decir, la banca es un negocio de cierto riesgo; si bien es cierto aún mantenemos niveles adecuados de solidez y de solvencia, pero se trata de temas finitos. En consecuencia, dado que la moratoria se ha extendido hasta finales de año, obviamente es una situación más compleja para el sistema bancario para lo cual los bancos van actuando dentro de sus capacidades. De ahí, por ejemplo, el haber ido el Banco Nacional a los mercados de capitales internacionales y que haya logrado lo que logró, esto nos dice que el país sigue brindando “confianza”.
En términos de riesgo que usted menciona, ¿en qué porcentaje podría traducirse para la audiencia?
Efectivamente el negocio es uno de riesgo, pero hay que saber cuantificar, gestionar los riesgos que funcionan en el negocio. Realmente el sector financiero representa el 7,1% del producto interno bruto y de ese porcentaje la banca representa el 92% o 93% del total del sector financiero. De ahí la importancia que tienen los bancos en el desarrollo y la economía de cualquier país. Yo creo que es importante que mencionemos, por ejemplo, la situación que estamos viviendo ante el no pago a la banca. La salud de la cartera de préstamos de los bancos presentará este año un nivel diferente, si la comparamos con años anteriores. Ello es así, por el impacto severo de la situación económica sobre los clientes de los bancos. Por un lado, la morosidad de los préstamos internos, medida por aquellos préstamos que no han recibido pago de 30 días o más, representa el 4,3% de la cartera local. La SBP clasifica la calidad de la cartera en cinco categorías, de menor a mayor por nivel de riesgo. Yo te diría que la cartera normal, o sea, aquella cartera sana y de menos riesgo, que se encuentra al día en sus pagos, representa un 90,3% de toda la cartera de préstamos internos. Es decir, que no tienen atraso en sus pagos. La medida que tomó la SBP en marzo de este año, fue precisamente para preservar la cartera de crédito de mejor calidad. Es decir, un 95% de esta cartera, a través del Acuerdo Bancario 2 2020, para proteger la mayor proporción de la cartera de préstamos y crear un marco regulatorio flexible y adecuado para que en esta difícil coyuntura se diese a los bancos la facilidad de otorgar medidas de alivio financiero a sus clientes.
Cuando termine el acuerdo, ¿qué va a pasar, tomando en cuenta que la apertura económica no ocurrió a la velocidad que se pensaba?
Los bancos están en este momento dando medidas de prórroga automática y se hizo un análisis del crédito. Tu preocupación es válida porque la semana pasada el monto de los préstamos que se han clasificado como modificados o que se han acogido a la moratoria anda por el orden de los $28,106 millones, es un monto muy importante. Si lo queremos comparar, podríamos decir que es algo así como el 50% de la cartera total del crédito. Esto obviamente representa a 1,033,000 clientes. Lo que va a pasar a partir de julio es un trabajo individual, caso por caso, ya no es aplicable una prórroga automática. De manera que los bancos están en contacto con sus clientes para entender cuál es el nivel de afectación que tienen y prever con base en la fecha tentativa de la reapertura de ciertas actividades económicas, cuándo se puede ver la luz al final del túnel. Pero todo esto ha contribuido a no tener claros los escenarios a corto y mediano plazo. Nosotros lo que estimamos es que los bancos están haciendo su tarea para poder dimensionar qué actividades y qué clientes van a tener un nivel de recuperación más rápido, qué clientes van a ser más lentos, y qué clientes no se van a poder recuperar.
¿Qué hace un negocio que quebró y le debe al banco?
Es una posibilidad muy real. Obviamente que los bancos van a tener que ver exactamente cuáles son esas probabilidades de pérdida que tienen en su cartera de crédito. Hablamos siempre de un 31 de diciembre, pero no hablamos del 1 de enero. Por eso es la importancia de la proactividad de los bancos de tener ese contacto con sus clientes.
Pero ¿qué alternativas dará la banca a estos clientes sin posibilidad de pago en enero?
Estos temas son absolutamente técnicos y de una capacidad profesional de conocer cómo se manejan. De ahí la importancia de que todo este tratamiento como lo hicimos en el mes de marzo, se maneje en función de normas técnicas y extraerlo del nivel político. Porque un nivel político, aun cuando tiene buenas intenciones, puede crear serias distorsiones de la prudencia que tienen que tener los bancos. La SBP tiene que velar por el estricto cumplimiento de la moratoria, la medida que adoptamos en marzo les da la flexibilidad a los bancos de dar un periodo de moratoria, pero también para renegociar los términos y condiciones originalmente pactados. En situaciones en que se encuentren clientes que no tienen trabajo, por ejemplo, llegar a un acuerdo con el banco y este tiene que ser consciente, y hay conciencia social de la situación y le dará soluciones a la capacidad de la nueva realidad.
Como regulador de la banca, cuando recibe las críticas de que Panamá no está haciendo lo suficiente en el combate de blanqueo de capitales, y luego de la visita de diplomáticos estadounidenses al país, que se planteó la ayuda para salir de la lista, ¿qué significa esto?
Hay que poner en contexto el problema. Desde nuestra perspectiva, lo importante es que las acciones que realizaremos sean no solo para salir de estas listas, sino para no volver a entrar en ellas y mantener nuestra plataforma de servicios financieros y legales de la manera más competitiva. Obviamente requiere de un esfuerzo concertado que ya está caminando, esto ya viene de varias administraciones, pero debemos tenerlo como un objetivo estratégico. Si nos quedamos empantanados y a veces podemos salir con algunas publicaciones al más alto nacionalismo o simplemente continuamos con la idea de por qué tenemos que cumplir con esos estándares internacionales, no estamos viendo la posibilidad de atraer inversión de manera directa. Entonces es importante, con respecto a la lista gris de Gafi, aunque también estamos en evaluación del foro global de la OCDE, que podamos mostrar efectividad.
¿Panamá estará dispuesto a intercambiar la información o se darán largas a ciertas peticiones?
Panamá se ha comprometido internacionalmente a cumplir con los acuerdos internacionales de cooperación de intercambio de información; ese es un compromiso de país y hay que cumplirlo.
¿Es decir que, en noviembre, cuando Colombia solicite la información de los depositantes de esa nacionalidad se la darán?
No hay vuelta atrás, es una realidad. Sentimos que aún cuando es un paso en la dirección correcta, todo ese proceso para poder llegar a donde estamos a nivel de compromisos internacionales costó muchísimo, pero ya no hay vuelta atrás, hay que cumplirlo.
¿Eso será definitivo para salir de la lista, o qué más hay que hacer?
Ya contamos con leyes y regulaciones adaptadas a los más altos estándares. Ahora la metodología de evaluación que tiene Gafi, y que la aplica a todos los países, requiere demostrar que somos eficaces. Es parte del problema, del ser y parecer. Yo creo que es importante elevar la competitividad de nuestra plataforma de servicios internacionales, para que sea reconocida y lo suficientemente atractiva para atraer flujos de capitales lícitos, y subrayo lícitos. Debo reconocer que la administración del presidente Laurentino Cortizo está avanzando con una estrategia integral. Pero no es solo un tema de la SBP, es un asunto multisectorial. Involucra los temas de impuestos, blanqueo de capitales proveniente de evasión fiscal, proveniente de actos de corrupción; ya no es el blanqueo de capitales del narcotráfico como antes se tenía el concepto.
El proyecto de ley que está en la Asamblea Nacional con la intención de regular los intereses bancarios, ¿qué opinión le merece y cómo afectaría el negocio de la banca?
Para nuestro concepto es un proyecto de ley inconveniente a todas luces para la dinámica del sistema bancario panameño. Esto lo digo apoyado con cifras; parte de las bondades del sistema bancario panameño, basado en que los bancos pueden fijar libremente la tasa de interés, ha logrado que el país haya tenido los niveles de desarrollo y de crecimiento económico. El elemento “acceso al crédito”, es un elemento que en Panamá se ha efectuado con muchísima naturalidad, a diferencia de otras regiones donde hay restricciones en la tasa de interés. La tasa de interés está asociada al costo de fondo, por un lado, y por otro, un elemento importante es el nivel de riesgo de la operación del crédito y del deudor. De ahí que en Panamá haya habido una extraordinaria cultura de pago, la gente cumple con sus responsabilidades. Si la coyuntura que estamos viviendo les imposibilita poder cumplir con sus obligaciones, esto es un tema transitorio, pero desde mi punto de vista, impulsar una iniciativa legislativa con ese propósito crearía muchísimas distorsiones en términos de acceso al crédito costos, de crédito más elevados y limitaría las capacidades de poder ir bancarizando o incluir nuevas personas al sistema bancario.
El acceso a crédito de las micro, pequeñas y medianas empresas, ¿en qué condiciones se va a dar para mantener un equilibrio entre el riesgo de los préstamos y los depósitos?
Estos fondos que se lograron a través del Ministerio de Economía y Finanzas de diferentes fuentes de organismos internacionales, lo correcto para poder distribuirlo es entender que no es dinero gratis. Esta coyuntura para que las Mypes tengan la posibilidad de acceder a crédito con intereses bastante blandos, no es gratis; lo pueden usar como capital de trabajo y reabrir sus negocios.
Blandos, pero ¿a qué interés?
Pueden ser créditos entre el 2,5% o 4,5%; este tema lo maneja con más precisión la Autoridad de la Micro y Pequeña Empresa y los bancos estatales que están siendo vehículos para banca de segundo piso. La idea es que los bancos estatales puedan prestar a las entidades de crédito que tengan experiencia. El sector micro no es lo mismo que la banca tradicional, el sector micro puede pagar estos préstamos de forma semanal. A este sector no le puedes pedir un estado financiero, hay que hacerles evaluaciones socioeconómicas, hacer un análisis del carácter de pago que tenga la persona por su trayectoria. Por sus particularidades no son de la banca tradicional.
¿Cuál es el nivel de riesgo que espera a la banca en créditos no recuperables en este renglón?
Afortunadamente las fuentes de financiamiento provienen de préstamos de organismos multilaterales. El riesgo va a depender de que las instituciones que colocan los créditos lo hagan bien, de forma segura, garantizando un nivel de recuperación lo más alto posible. En la banca tradicional, la principal fuente de financiamiento de los créditos es el dinero de los depositantes. De ahí que la salud del dinero de los depositantes dependerá de la capacidad que tenga la institución bancaria de prestar correctamente. Desde mi punto de vista, de porcentajes es muy difícil anticipar. Lo que te puedo decir es que como regulador bancario es importante que a las instituciones de crédito que se les confíe para apoyar a estos sectores, lo hagan en función a los mejores criterios posibles para garantizar el mayor repago de los préstamos.
¿Qué tan buena es la salud del dinero de los depositantes?
Es una pregunta amplia. Pero la salud del dinero de los depositantes está íntima y estrechamente relacionada a la salud de los activos en que se colocan estos fondos. En la medida que tengamos un sistema con préstamos sano e inversiones seguras, con políticas de crédito y una gestión de riesgo conservadora, en esa misma medida nos estamos asegurando que los fondos que se utilizan para prestar, en otras palabras, los depósitos de los clientes, también estén seguros.
¿Qué tanto lo estamos haciendo bien?
Parte de la labor del regulador que es primordial en este negocio de la banca, regulado y supervisado por el Estado, es que quienes supervisan deben contar con la mayor independencia, autonomía y capacidad profesional técnica para que sus decisiones y acciones descansen en elementos objetivos y técnicos. Esto es fundamental. En ese sentido, el mundo ha aprendido de experiencias del pasado, la crisis financiera de los años 90, de la década pasada, pero esta es una crisis muy particular porque nace de una crisis de salud pública que ha provocado una situación económica inédita, y lo que estamos haciendo en la SBP es procurar a toda costa evitar una crisis bancaria y financiera. La salud de los depósitos de la gente está muy enfocada en la colocación correcta de los recursos y esa es tarea de esta Superintendencia, de vigilar que los bancos se ciñan a las normas prudenciales y a las políticas internas de cada uno. Es un negocio en el que el concepto es prestar a cambio de una tasa de interés, y le pago al depositante otra tasa de interés.
¿En la práctica qué va a pasar?
Es un negocio regulado. Si alguna gente tiene incertidumbre le puedo decir que Panamá y su sistema bancario han descansado sobre uno de sus principales pilares que es intangible, pero es la confianza, no solo de los panameños que tenemos nuestros recursos en nuestro país, sino de extranjeros que forman parte de la base del financiamiento que utilizan los bancos. La banca será clave para reconstruir y reactivar la economía. Difícilmente podemos lograr un crecimiento si no tenemos acceso al crédito bancario para impulsar la economía. Será complejo, sí, habrá que hacer sacrificios, pero las perspectivas del sector bancario y de la economía siguen siendo positivas. Vamos a salir de manera favorable, tenemos un sistema bancario confiable, sólido, estable, y tenemos la responsabilidad, por ley, de regular y supervisar la actividad bancaria.
REGULADOR DE LA BANCA
La tarea de sostener un sistema bancario saludable en pandemia
Nombre completo: Amauri Castillo.
Nacimiento: 14 de octubre de 1963, Panamá.
Ocupación: abogado y superintendente de la Banca
Resumen de su carrera: Licenciado en derecho y ciencias políticas egresado de la Universidad de Panamá. Consultor externo especializado en asuntos legales, bancarios, regulatorios y estratégicos con experiencia de 20 años en el sector financiero. En el sector público se ha desempeñado como asesor técnico del programa para el mejoramiento de la transparencia e integridad del sistema financiero panameño, financiado por el BID. Fue secretario general de la Superintendencia de Bancos; asesor del superintendente de Bancos para asuntos de promoción de Panamá como Centro Bancario Internacional, de defensa de los servicios financieros internacionales y asesor de la junta directiva de la Superintendencia del Mercado de Valores para asuntos de fortalecimiento institucional. La experiencia en el sector privado incluye su participación en varias juntas directivas como director independiente de instituciones bancarias locales e internacionales, de empresas fiduciarias y de casas de valores. Además, fue director independiente del buró de crédito APC Intelidat, S.A. Es socio fundador de la firma de abogados y de consultoría Amauri Castillo & Co. En la esfera gremial pertenece al Colegio Nacional de Abogados de Panamá, es miembro de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede) y del Instituto de Gobierno Corporativo – capítulo de Panamá.